En un post del blog de Ibán Yarza vi que había preparado unos bollos suecos y como me llamaron poderosamente la atención me puse a buscar como se hacían. Hace unos días los hice por primera vez y salieron bien ricos, algunos de mis compañeros de trabajo lo podrían atestiguar, pero la verdad es que me dio la sensación de que aún le faltaba algo de trabajo, que había cometido varios fallos. Y la verdad es que prefiero no llegar a las dos recetas por semana que tener que presentar una receta. Y creo que ha merecido la pena porque los si los primeros estaban buenos en el segundo intento quedaron fenomenales, con el sello de aprobación de mi hermano, cuya valoración para postres es siempre muy estricta :). Además me dio la oportunidad de trabajar con la masa con más tranquilidad, verla crecer ... yo diría que es algo incluso bueno para el stress.
Ingredientes:
- ½ litro de leche
- 1 kg de harina
- Levadura de panadería
- 200 gr de mantequilla
- 250 gr de azúcar
- Cardamomo (una cucharada)
- Canela molida (2 cucharadas)
- 1 huevo
Comenzaremos poniendo a calentar medio litro de leche en el que añadiremos 100 gramos de mantequilla y tendremos al fuego hasta que la mantequilla se disuelva. Esperaremos a que la leche esté tibia para comenzar a hacer la masa, para ello verteremos la leche tibia en un bol y a continuación añadimos 1 kg de harina, un sobre de levadura de panadería (o levadura prensada disuelta en un poco de agua), 150 gramos de azúcar, una cucharada de cardamomo molido (si lo encontráis, si no tampoco es esencial aunque le da un toque toque muy interesante) y finalmente una pizca de sal. La sal ponerla lejos de donde hayáis puesto la levadura. Con una cuchara moverlo bien y después utilizar vuestras manos para acabar de mezclarlo.
Ahora tocará amasarlo en una mesa (por supuesto que esté bien limpia), es cuestión de estirarla, doblarla sobre sí misma, volver a estirarla en otra dirección, doblarla sobre sí misma ... es un proceso que hay que hacer sin prisas sin pausa, quizá os lleve unos 7 u 8 minutos, hasta el momento en que deje de estar pegajosa y quede lista, entonces la iremos amasando para que tenga forma de bola, la dejaremos de nuevo dentro del bol, la tapamos y la dejamos reposar durante una hora y media o dos (incluso más tiempo) para que leve y así aumente su tamaño.
Pasado el tiempo para levar prepararemos el relleno. Para ello tendremos 100 gramos de mantequilla fundida, 100 gramos de azúcar y dos cucharadas de canela que removeremos bien.
Sobre la superficie de trabajo espolvorearemos un poco de harina y primero aplastaremos la masa con las manos y después con un rodillo procurando que nos quede una forma rectangular, para ello al final doblé un poco de masa y continué pasando el rodillo. Una vez la tenemos extendida verteremos encima el relleno y con un cuchillo, paleta o lo que dispongamos distribuimos bien sobre toda la superficie. Lo enrollamos como si fuese un brazo de gitano y cortamos en trozos de 2-3 dedos de grosor. De nuevo lo dejaremos reposar sobre una hora u hora y media para que de nuevo leve.
Pasado ese tiempo los colocamos sobre la bandeja de horno, dejando espacio entre ellos que en el horno aún crecerán. Los pintamos con huevo batido y por encima ponemos un poco de azúcar o como en mi caso coco rallado, incluso quizá se le podría poner un poco de miel. Los llevaremos al horno a 220ºC (y a ser posible con ventilador) durante unos 6 minutos, quizá si no tenéis ventilador necesitaréis algo más de tiempo, en todo caso observar los bollos y cuando estén dorados ya estarán listos.
Para esta receta es muy importante que al principio la leche esté tibia (la levadura trabaja mejor a esas temperaturas), trabajar bien la masa, y dejar los tiempo de levado para que la levadura haga su trabajo. Es una receta que lleva tiempo de hacer, pero el resultado es realmente riquísimo, y partircularmente a mí me encanta ver como la levadura hace su trabajo :)
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